jueves, 30 de octubre de 2008

Un sábado a las 11 a.m.

Ese maldito habito de morir siempre. Eso me reprocho mientras sigo en terapia intensiva. Mis ojos intenta observar entreabiertos. Mi equilibrio no ha vuelto ni tampoco mis reflejos.
Tres semanas atrás había elegido vivir. Pero en un instante todo cambia y vuelvo a lo mismo.
De pronto estoy muriendo y ya no pienso en nada. Pero el post quirúrgico me atormenta con recuerdos del momento en que todos avalaron mi muerte.
Nunca se sabe si se trata de suicidio u homicidio.

Nada me rescata.
Y yo me pregunto si todo esto me hará más fuerte o alguna vez llegaré al final.

Quiero vivir.
Pero necesito que me lo recuerden.

1 comentario:

Rodri Vaira dijo...

Quiero vivir.
Pero necesito que me lo recuerden...

muchas veces buscamos que nos recuerden las cosas cuando es nuestra tarea en primera instancia el no olvidarlas!!